martes, 2 de marzo de 2010

Toda una Vida...Toda una Muerte



En lo más crudo del invierno aprendí al fin
que había en mí un invencible verano.
(Albert Camus)

Sin lugar a dudas, este ha sido uno de los fines de semana más intensos, por describirlo de alguna manera, de toda mi vida.

Mi corazón ha sido un remolino de emociones y como bien reza la frase, ha llegado la primavera.

El Domingo 28 de Febrero incineramos a mi abuela, mi Oma, y fue salir de la capilla y comenzar a brillar el sol. Allá donde estés abuela, te has llevado la luz y aquí nos dejas en tinieblas, nos privas de tu amor y eso va a ser muy duro.

Enfrentarme por primera vez a la muerte de un ser querido, y mucho más a la de mi abuela, ha sido la peor experiencia de mi vida. El desconsuelo, el desconcierto, el no poder mover un músculo porque la tensión te mantiene pegada a un asiento, han sido mi compañía estas últimas semanas. Pero todo hubiera sido mucho más difícil, en concreto el fin de semana, sin ellas, sin mis Sabias. Y para ellas son estas palabras.

Ellas, Sabias, dulces, buenas, comprometidas, AMIGAS. Ellas que me guían cuando me falla la brújula, que me dan luz y me iluminan el camino. Ellas que han hecho que uno de los peores momentos de mi vida, no fuera tan horrible.

Ellas, que dejaron de lado la diversión para estar conmigo, para darme su aliento y su fuerza, para levantarme porque había caído.

Ellas, que en cada abrazo me abrían su corazón, que me han secado las lágrimas y me han arrancado una sonrisa cuando mi alma solo quería vivir en el lamento.

Ellas, son Sabias, y merecen todo mi amor y todo mi respeto. Han conseguido que mi corazón pase del más oscuro de los inviernos a la más ansiada de las primaveras, con la promesa de que todo lo que está por venir será mejor que bueno.

Sois mis huellas en la arena. Sobre todo tú Laura, que me has demostrado lo que es el perdón y la ausencia absoluta de rencor. Tú que me has vuelto a abrir tu corazón y encabezaste la marcha hasta el tanatorio, pues sentías que necesitaba teneros a todas allí conmigo.

Tú, que me has demostrado que estaba equivocada. Que sí, que tienes razón Laura, el amor existe, y yo lo he sentido este fin de semana más que nunca en toda mi vida. Que cuando cierro los ojos y os visualizo sentadas a la mesa comiendo, o pintando, o jugando al palo, o leyendo el artículo de Jose, se me saltan las lágrimas. Porque dais todo sin condición y sin esperar nada a cambio, os merecíais estas palabras.

Os entrego mi corazón, Sabias mías, porque es incondicionalmente vuestro.

Para Laura, Pele, Paz, Marta, Vir, Gema, Tati, Ana María, Rus y Aniana.

Oma, no sufras por mi, pues no te olvido, ni te olvidaré nunca. Y te tendré siempre presente tal y como te prometí.

María del Carmen Losada D.E.P.

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