martes, 30 de marzo de 2010

¿Huida?...Vale, pero hacía delante

¿Huida?...Vale, pero hacía delante

Estoy en Cantarranas. No tendría nada de particular si no fuera porque me apetece estar en cualquier otro sitio antes que aquí. Y no quiero que se mal interpreten mis palabras, se trata de que añoro ahora mismo la sierra.

Hoy me queda aparte del recuerdo de la agujetas, la sensación gratificante de haber hecho algo por mi misma que hace año y medio hubiera sido impensable para mi.

Mi abuelo paterno, Opa de ahora en adelante, venía ayer a comer a casa invitado por mi padre. Es mi abuelo, el que se quedo hace poco viudo. La situación no tendría nada de especial si no fuera porque bien se le podría calificar al mismo nivel de caciquismo que al mismísimo Tío Paco.

Es déspota, autoritario, violento incluso. Y lo peor de todo es que lo es contra mi propio padre. Verle arremeter una y otra vez contra él despierta en mi mis más profundos instintos. No lo soporto simplemente, pero mi padre pasa una y otra vez por el aro perdonando todas sus injurias y calumnias. Ayer me pareció el colmo. No solo que lo volviera a perdonar sino que encima se deslomara por hacerle la comida y que le invitara a sentarse a la mesa. Decidí que por ahí no pasaba y me fui.

Se podría catalogar de huida, y es que probablemente lo fuera, pero creo que fue lo mejor que hice en mucho tiempo. Cogí el coche, y decidí que iba a ir a Cabeza Lijar. Una pequeña cima a tan solo cinco kilómetros del Puerto de los Leones. Ese sitio me lo enseño Borja, pero nunca llegamos a subir, así que pensé que sería una buena oportunidad.

El solo viaje en coche hasta allí (unos 65 km) me aplacó el ánimo. Al llegar al Puerto tome el camino que conduce a Peguerinos y unos dos kilómetros mas adelante deje el coche en una explanada. Tomé mi mochila y me dispuse a andar hasta Cabeza Lijar. Tan poco acostumbrada estoy a hacer estas cosas yo sola, que vergüenza me da admitirlo, que incluso me olvidé de llevar agua. En fin, afortunadamente la caminata era muy liviana, apenas unos dos kilómetros en llano prácticamente y unos 600 metros de cuesta arriba plagada de pedruscos. Pero caray, mereció la pena tomar la iniciativa de huir. Las vistas desde el búnker que hay en la cima (data de la guerra civil) son simplemente impresionantes.

Pero aun que llegar a la cima sea lo mejor, el camino no desmerece. Las vistas del Valle de los Caídos son impresionantes también. Digamos que se ve desde otra perspectiva, pero no desvelo más.

Y que bien me vino para despejarme, y pensar. Curiosamente huyendo de la NO existencia de amor entre mi padre y mi abuelo, me encontré con la sorpresa de que lo mismo sí puedo enamorarme...y es que solo un nombre me venía constante a la cabeza. Una única persona se me antojaba como el mejor compañero de caminata. Desafortunadamente él no estaba allí conmigo, aun que se que le hubiera entusiasmado todo el camino. Quizás en otra ocasión...Bien es cierto que él no quiere una relación estable ni nada que se le parezca, pero tampoco cerró la puerta a una amistad y bueno el roce hace el cariño, todo el mundo lo sabe.

De todo esto que cuento me llevo dos conclusiones; que mi abuelo jamás ha querido a mi padre ni mi padre ha disfrutado de una verdadera figura paterna, y que si bien es cierto que sigo pensando que no existe el amor, en mi afán por demostrarlo, me estoy encontrando con numerables sorpresas, y me he dado cuenta que soy capaz de mucho más de lo que pensaba y que mi vida es mucho más amplia y tiene muchos más recovecos de los que jamás imaginé...


Cima Cabeza Lijar (1822,80m)

miércoles, 17 de marzo de 2010

Esta entrada es solo para fardar...

...Si, ya se que no va conmigo. Que soy de lo más humilde que ha parido madre. Pero es que tengo que decir que estoy escribiendo esta entrada desde...

MI NUEVO NETBOOK!!!!!!!!!!!!!

Que sí, que ya se que ahora todo el mundo tiene uno. Peeeeeero, el mio es distinto, porque parecera una tontería, pero tiene ubuntu netbook remix 9.10. JAR!

Y lo mejor de todo, no es que tengo netbook, lo mejor de todo es que hace año y medio no hubiera sido capaz, ni de coña, de instalar ubuntu en un netbook, manejarme con la red wifi para configurarla, ni nada de nada. ¿Y por qué? pues porque me lo hacia todo mi ex...

Pero es lo que tiene que no exista el amor...una tiene que aprender a lidiar con todo tipo de toros, y la informática y el extraño mundo de los gadgets no iban a ser menos.

Se me acaba la batería...

martes, 16 de marzo de 2010

A la vejez viruela...Me ha dado por el deporte.

No os vayáis a pensar que me he vuelto ahora deportista a tope. Ni creáis que me machaco en el gym. Ni penséis que me levanto una hora antes para ir a hacer footting. No, nada de eso. Yo soy más del tipo de deporte en el que no se suda, o si se suda, no se hace con exageración. ¿Por qué? Pues porque enseguida me pongo colorada y me veo fea, sudada y horrorosa, y sinceramente, pues como que no.

Lo último que he descubierto es la nieve. Es perfecto, hace bastante frío con lo cual mis glándulas sudoriparas (digo yo que son esas las del sudor) no están a tope, y lo que aflora a mis mejillas es un leve rubor que para que engañarnos, me sienta divinamente.
El snow, y más recientemente (este sábado sin ir mas lejos) las raquetas de nieve, han sido mis dos incursiones en el frío mundo de la montaña. Pues bien, he de decir que me he hecho fans de las dos modalidades. Y para muestra un botón.


Snow en Sierra Nevada. La del suelo soy yo.

El Sábado 13 en Navafría con las raquetas de nieve.

Conclusión: dos cosas menos en mi laaaaaaaaaaarga lista de cosas por hacer cuando descubres que no existe el amor.



sábado, 6 de marzo de 2010

Ni joyas, ni oro...a mi dame el corazón

Es curioso como marcan los recuerdos tu vida, sobre todo los de cuando eres más joven. Y por joven me refiero a cuando tienes la inocencia aun sin corromper.

Hay personas personas que jamás pierden esa inocencia o que cuando la vida los obliga a recordar, se vuelven de nuevo inocentes chiquillos ajenos a toda maldad y mal interpretaciones de la vida.
Pues ahí me coloco a mi la vida el miércoles por la mañana, en un momento justo que recuerdo con total nitidez.

Sonó mi móvil por la mañana y era mi madre. Estaba en casa de mi Oma. Estaban revisando las cosas de la abuela y para su sorpresa apareció uno de mis recuerdos guardados en una caja. Es un simple árbol genealógico que mi abuela tenía en su mesilla de noche cuando aun vivía en Holanda. He hecho una foto para que os hagais una idea. Falta precisamente la foto de mi madre que se ha extraviado.


Lo creía perdido en alguna mudanza, pero fue nombrarlo mi madre y de golpe volví a mi recuerdo. A mis seis años. Pelo corto, a lo chico, poco más de un metro de estatura, escuálida o tísica como diría mi madre, sentada en el suelo delante de la mesilla de noche de mi abuela jugando con el árbol. Me gustaba cambiar de sitio las fotografías.


Mi madre sabía lo que suponía para mí ese árbol, asi que lo salvo de que fuera tirado a la basura y me lo entregó por la tarde guardado en una caja de zapatos.

Volver a ver el árbol, fue como volver a ver a mi abuela. El me trae su recuerdo, su sonrisa, su pelo blanco, su paso corto pero seguro. Su "Sandri, ya has vuelto a descolocarme las fotos". Recordarla me reconforta y ahora que vuelvo a tener el árbol, es como tenerla a ella junto a mí.

Asi que, puede parecer que estoy como un cencerro, pero no he querido de mi abuela ni joyas, ni anillos de oro. Yo he elegido el corazón, me quedo con el recuerdo.

martes, 2 de marzo de 2010

Toda una Vida...Toda una Muerte



En lo más crudo del invierno aprendí al fin
que había en mí un invencible verano.
(Albert Camus)

Sin lugar a dudas, este ha sido uno de los fines de semana más intensos, por describirlo de alguna manera, de toda mi vida.

Mi corazón ha sido un remolino de emociones y como bien reza la frase, ha llegado la primavera.

El Domingo 28 de Febrero incineramos a mi abuela, mi Oma, y fue salir de la capilla y comenzar a brillar el sol. Allá donde estés abuela, te has llevado la luz y aquí nos dejas en tinieblas, nos privas de tu amor y eso va a ser muy duro.

Enfrentarme por primera vez a la muerte de un ser querido, y mucho más a la de mi abuela, ha sido la peor experiencia de mi vida. El desconsuelo, el desconcierto, el no poder mover un músculo porque la tensión te mantiene pegada a un asiento, han sido mi compañía estas últimas semanas. Pero todo hubiera sido mucho más difícil, en concreto el fin de semana, sin ellas, sin mis Sabias. Y para ellas son estas palabras.

Ellas, Sabias, dulces, buenas, comprometidas, AMIGAS. Ellas que me guían cuando me falla la brújula, que me dan luz y me iluminan el camino. Ellas que han hecho que uno de los peores momentos de mi vida, no fuera tan horrible.

Ellas, que dejaron de lado la diversión para estar conmigo, para darme su aliento y su fuerza, para levantarme porque había caído.

Ellas, que en cada abrazo me abrían su corazón, que me han secado las lágrimas y me han arrancado una sonrisa cuando mi alma solo quería vivir en el lamento.

Ellas, son Sabias, y merecen todo mi amor y todo mi respeto. Han conseguido que mi corazón pase del más oscuro de los inviernos a la más ansiada de las primaveras, con la promesa de que todo lo que está por venir será mejor que bueno.

Sois mis huellas en la arena. Sobre todo tú Laura, que me has demostrado lo que es el perdón y la ausencia absoluta de rencor. Tú que me has vuelto a abrir tu corazón y encabezaste la marcha hasta el tanatorio, pues sentías que necesitaba teneros a todas allí conmigo.

Tú, que me has demostrado que estaba equivocada. Que sí, que tienes razón Laura, el amor existe, y yo lo he sentido este fin de semana más que nunca en toda mi vida. Que cuando cierro los ojos y os visualizo sentadas a la mesa comiendo, o pintando, o jugando al palo, o leyendo el artículo de Jose, se me saltan las lágrimas. Porque dais todo sin condición y sin esperar nada a cambio, os merecíais estas palabras.

Os entrego mi corazón, Sabias mías, porque es incondicionalmente vuestro.

Para Laura, Pele, Paz, Marta, Vir, Gema, Tati, Ana María, Rus y Aniana.

Oma, no sufras por mi, pues no te olvido, ni te olvidaré nunca. Y te tendré siempre presente tal y como te prometí.

María del Carmen Losada D.E.P.