domingo, 23 de octubre de 2011

Bifurcación

Hay veces que tomamos decisiones en la vida que sabemos antes incluso de llevarlas a cabo que nos cambiaran de manera drástica. Cuando tomas una decisión importante normalmente intentas, con mayor o menor éxito, calibrar las consecuencias que tendrá. No me puedo quejar de las decisiones importantes que he tenido que tomar, en la totalidad de los casos el tiempo me ha dado la razón y sé que he tomado los caminos correctos.


Sin embargo ahora me encuentro en otro de esos momentos decisivos. Es tal y como lo muestran en las películas. Un bifurcación en el camino. La opción de la derecha es un camino oscuro, con una ligera neblina que lo impregna de un halo de mala decisión. La opción de la izquierda, OH! SORPRESA!, tiene la misma mala pinta. MIERDA!


Tengo esa sensación horrible de saber de antemano que ninguno de los dos caminos va a ser bueno. Ójala hubiera un camino por el medio, pero la bifurcación solo tiene dos opciones. Ninguno de los dos caminos va a resultar fácil, y tampoco tienen pinta de que me van a llevar a atravesar el bosque oscuro en el que me encuentro y sacarme a una bella pradera verde y luminosa.

Dicen por ahí, que siempre se puede elegir, ¿pero que hacer cuando ninguna de las opciones nos gusta? ¿Estoy condenada a tomar una decisión que se que no me va a satisfacer? ¿Hay alguna manera de generar una tercera opción? Ni lo creo posible en este momento ni me encuentro con fuerzas para generar opciones.

Ahora mismo me veo incapaz de elegir entre una opción mala y otra mala también. Aplazaré la decisión. Quizás, con un poco de suerte, un día de estos vea un tercer camino que ahora mismo entre la niebla y la densidad del bosque no consigo ver. Esperar para decidir tampoco es una mala opción.

martes, 11 de octubre de 2011

El más atronador de los silencios

Lunes 10 de octubre de 2011, pasadas las once y media de la mañana. ¡Clin!...¡Clin, clin, clin!...Led rojo parpadeante. La ansiedad reflejada en el rostro y hecha realidad en unos dedos que con la torpeza de una principiante sujetan el dispositivo. Lo desbloquea. Sujeta con los índices de ambas manos la parte superior del teléfono y con el resto de dedos forma un suave colchón donde reposa el aparato. Sus pulgares, aun inexpertos, teclean con dificultad la respuesta a una pregunta que la ha hecho sonreír e imaginar la cara de la otra persona cuando reciba el mensaje.
Tras enviar el mensaje, no volvió a saber de él. El más atronador de los silencios se impuso en el teléfono. Mi mails, ni whatsapp, ni bbm. Nada. Solo el silencio.
Tras horas de angustiosa espera, mirando a cada rato el teléfono, comprobando una y otra vez que los dos tic de color verde acompañaban al mensaje enviado, comenzó a desesperarse. ¿Por qué? ¿Qué pasaba que no llegaba la respuesta? Estábamos solo jugando, era un estúpido juego. ¿Se habría ofendido con su respuesta? Para liberar la tensión que empezaba a acumularse sin remedio en su mandíbula, decidió bajar a tomar un café a la sala de vending. Entonces, sin poder evitarlo, escucho la conversación de unos compañeros que como ella estaban haciendo un receso en la jornada.
-        Sí, se ha “caído el servidor” – Comentaba uno de ellos.-        Nada, ni mails, ni whatsapp, ni bbm, ni navegar, ni facebook, ni twitter, nada, nos han dejado incomunicados los muy hijos de p...Para eso me gasto yo un dineral en un teléfono. Dos días!, Dos puñeteros días llevo con la tarifa de datos y ya no puedo navegar...No veas la que me ha montado mi mujer porque dice que no le he contestado el mensaje...La bronca que me espera con la parienta no me la quita ninguna indemnización – Los comentarios del compañero se acompañaron con una oleada de risotadas.
Es eso. Suspira aliviada. Todo esta bien. En cuanto restablezcan el servicio recibiré un mensaje suyo. Seguro. ¿O a lo mejor no? Lo mismo con todo este follón no le ha llegado el mío. Y si ahora se piensa que no quiero quedar, que le estoy dando largas, o que paso de él. Otra vez la ansiedad...
Martes 11 de octubre de 2011. Por segundo día consecutivo RIM tiene a medio mundo ansiado.
La protagonista de la historia anterior, que está basada en hechos reales pero no ha querido dar su nombre, se ha arrancado las venas literalmente y las ha sustituido por fibra óptica en un intento desesperado de conseguir señal 3G para averiguar si el mensaje del día anterior llego o no a su destinatario. Miles, que digo miles, millones de personas viven hoy en día “enganchadas” literalmente a su dispositivo móvil. Personas que hace apenas una década, no tenían siquiera un inalámbrico en su hogar. ¿Qué nos esta pasando que ya ni recordamos lo que era quedar con los amigos de viva voz o llamar al compañero de juegos al telefonillo? ¿Estamos haciendo historia en la robótica, o somos nosotros mismos los que nos estamos convirtiendo en cyborgs?
Recuerdo la serie que veía de pequeña “Erase una vez los inventores”, sucedáneo venido a menos de “Erase una vez la vida” o “Erase una vez el hombre”. Que fantásticos parecían todos aquellos inventos que realmente nos hacían la vida más fácil. Que alegría tener que dejar de escribir a mano y poder empezar a escribir a máquina. O dejar de dejarte los ojos en la costura cuando se inventó la bombilla. Pero este siglo, que nos auguraba maravillas, a mi modo de ver tan solo nos esta trayendo dolores de cabeza.
Ahora hay clínicas de desintoxicación de Internet donde en la década de los ochenta había clínicas para dejar las drogas. Ahora los niños llevan un móvil en el bolsillo cuando antes llevaban una peonza. Que alegría me lleve el otro día paseando, cuando vi como una niña bailaba una peonza.
Yo misma era reacia a coger una tarifa de datos en el móvil. Bastante con haber sucumbido al teléfono y desgraciadamente estar localizable a todas horas, como para tener también que atender los correos, whatsapp y demás fauna. Pero al final caí. Porque otra cosa no, pero yo vicio que veo, vicio que cojo. Y después de una semana escasa de conexión me encuentro desesperadita porque se ha “caido” el servidor de BlackBerry y no me llegan los correos al móvil. Pero la cosa es más terrorífica aun, y es que estoy en el trabajo (no debería de estar escribiendo esto en  horas laborales) y puedo leer el correo en el PC!!!!!!
Definitivamente nos hemos vuelto locos.
Un amigo con el que me estaba carteando (por mail, se entiende) y ha sufrido mi chorreo de indignación contra RIM, me ha calificado como Blacberr-y-ndignada. Y sí, lo reconozco, juré por activa y por pasiva, por el cielo y por el infierno, por Snoopy y por Mafalda, que jamás, JAMás, JAMAS, tendría conexión de datos. Y no solo he faltado a mi palabra, sino que en tan solo una semana, mis pulgares han comenzado a encallecerse...

viernes, 7 de octubre de 2011

Desdén

Hace semanas durante una conversación con una amiga en torno a los hombres, me explicó con todo lujo de detalles que era tratar con desdén a otra persona y las consecuencias que ello conllevaba. Todas buenas según ella, pero yo no lo tengo tan claro.

Alegaba, que cuando una persona te gusta y mucho, hablamos de amor romántico, lo mejor para que esa persona venga a nosotros es tratarla con desdén. Directamente no hacerla ni caso. Acaso tiene razón ella y resulta que cuanto menos caso nos hacen más nos gusta la otra persona. ¿Será cierto que el desdén puede traerte hasta tu puerta a la persona amada?


Lo primero, para situar al personal, es dar la definición exacta de la palabra desdén. RAE para que te quiero!!!!


Desdén (de desdeño)
  1.- M. indiferencia y despego que denota menosprecio.
  2.-…Estas otras vainas no nos interesan


Total, que según la RAE tratar con desdén a alguien es tratarlo con indiferencia y despego pero encima menospreciándole.
¿Significa esto que cuanto más perras seamos con el hombre que nos gusta, y cuanto más indiferencia finjamos, más atraído se va a sentir él? Según ella, SI.


Ahora bien, si esa es la teoría, solo queda ponerla en práctica. Es en ese momento cuando te acuerdas de la universidad y piensas en lo sencillo que era aprenderse la teoría y que complicado era luego aplicarla al problema en particular.


Lo primero que sucede es que no sabes donde termina el desdén y empieza la grosería y la mala educación. Tratar con menosprecio a alguien puede llegar a ser muy heavy y traer las consecuencias diametralmente opuestas a las que esperamos conseguir.  Así que la pregunta es: ¿hasta donde estiro la cuerda? La respuesta es obvia, estira pero no la rompas. Ese es el punto de no retorno y si lo sobrepasas te quedaras compuesta y con todo tu desdén a cuestas.


Hasta aquí la teoría, vamos a ponerla en práctica.
¿Cuáles son las estratégias que conllevan desdén? O dicho de otra forma, ¿Qué hacer para tratar al hombre que nos gusta con desdén?
 
1.- Si nos encontramos con él por la calle de casualidad, aunque estemos dando un simple paseo y no tengamos nada que hacer en toda la santa tarde, fingiremos  que vamos con muchísima prisa y que nos hemos parado a saludarle por pura cortesía pero enseguida alegaremos que tenemos mucha urgencia y nos iremos. Jamás, y digo jamás, plantearemos tomarnos un café o una cerveza con él y por encima de todo nunca le invitaremos a pasear con nosotras.

 2.- Nunca responderemos a un mail suyo al momento, ni siquiera ese mismo día, si acaso al día siguiente.

 3.- No llamarle. Que sea él quien nos llame, y a ser posible no contestaremos a la llamada, sino que la dejaremos pasar y la devolveremos horas más tarde o incluso al día siguiente.

 4.- Nada de SMS o Whatsapp. Prohibido. Y si nos llega un SMS suyo, actuaremos de la misma manera que si nos hubiera mandado un mail.

 5.- Si nos encontramos en el mismo grupo de gente, no seremos nosotras quienes vayamos a saludarle. Tendremos que esperar pacientemente a que sea él quien venga a saludarnos. Y cuando lo haga, fingiremos que ni esperábamos siquiera verle y que su presencia se reduce a una mera casualidad con la que tenemos que convivir. Nunca iniciaremos una conversación y si él lo hace, le atenderemos con educación pero sin mostrar que eso nos hace los seres más felices sobre la tierra en ese momento. Si durante la conversación aparece otro amigo, mejor hombre que mujer, soltaremos una disculpa vana y correremos a saludar al otro individuo. Y una vez saludado, no volveremos al lado del chico en cuestión. Esto debería de dejar claro que nos importa poco lo que nos estaba contando.
 
6.- Y por encima de todo, jamás, jamás, jamás le propondremos un plan.
Si  seguimos estos consejos y alguno más de nuestra propia cosecha, se supone, y digo se supone, que científicamente no está probado, el desdichado se sentirá rechazado y por alguna razón mágica se sentirá atraído.

No lo he probado. Esto es solo la teoría y algunos ejemplos prácticos que he deducido de mis conversaciones con mi amiga. Si  sirve o no para “cazar” al hombre que nos gusta, es algo que cada una tendrá que averiguar por su cuenta.

Pero bien es cierto, y sirva como reflexión final, que cuando algo que nos gusta nos resulta inalcanzable  tiende con el tiempo a volverse una obsesión, y el conseguirlo una de nuestras metas. Pero  esto, conseguir al hombre de nuestros sueños, es una carrera de fondo y si al final no aplicamos correctamente la táctica del desdén, podemos terminar desfondadas y más solas que la una. En esto del amor y las relaciones, toda estrategia termina siendo un arma de doble filo.