miércoles, 20 de abril de 2011

Dime un defecto...

...mmmmmm, déjame que piense. ¡Qué gilipollez! No necesito pensarlo. Mi defecto es la impaciencia.

Impaciencia, (Del lat. impatientĭa). Intranquilidad producida por algo que molesta o que no acaba de llegar. Claro, blanco y en botella. ¡LECHE!

Lo mío es pura impaciencia. Impaciencia porque no llegan las seis y media de la tarde para poder irme de una santa vez a tomar unas cañas con Susana. Pero no es eso exactamente lo que me tiene en un vilo, esperando como una boba. Lo mío es impaciencia por no encontrar a una persona que vaya a las mismas revoluciones que voy yo.

Siempre me dicen las chicas..."Paciencia, Sandra, Paciencia. Ya llegará". Y yo me pregunto: ¿Y si no llega?

Una cosa tengo clara. Sola no me quiero quedar, pero mal acompañada tampoco. Que una no es tonta y no hay que conformarse con cualquier indeseable, por mucha compañía que te haga.

Harta estoy de la típica frase, "Cuando menos te lo esperes llegará". ¿Y si no llega? Acaso alguien ha hecho un estudio estadístico sobre como llega el amor. ¿Por qué todo el mundo da por supuesto que tiene que llegar? De alguna manera, llega. Puuuuufffff, que tontería. Y enconces, ¿por qué hay gente soltera? Algunos lo habrán elegido, pero otros, probablemente como yo, estén aun esperandolo. Porque el amor llega, según "los expertos".

Como no soy amiga de las esperas, no espero ni la cola para echar gasolina, he decido que salgo a buscarlo. Pero ¡ay amiga! que chasco, tres años llevo buscandolo, bueno de hecho más tiempo y ni rastro, oye! NI RASTRO!

Y después de esta ida de pelota voy a ver si sigo trabajando un poco.

P.D: Vidi, como se que me lees, te pido please que te ahorres el comentario de que la felicidad esta dentro de mi...Ya lo sé, pero es que buscar dentro de mi, me da una pereza horrible.

lunes, 11 de abril de 2011

Bajo el sol de una farola

Por segundo año consecutivo, cogí mi saco, mi esterilla y me fui a la mismísima Puerta del Sol a dormir, o al menos a intentarlo.

 

Bajo el lema "¿Qué se sueña en una acera?", voluntarios y personas sin hogar intentamos no sin esfuerzo conciliar el sueño la noche del viernes. La mayoría se fue a casa al día siguiente sin haber encontrado una respuesta a la pregunta, y es que lamentablemente, en una acera no se sueña, en una acera se muere. 

Al menos un centenar de personas, a ciertas horas de la tarde incluso más, intentamos el viernes que la gente que pasaba por delante del parking de personas comprendiera que la acera no es lugar donde la gente debe vivir, porque como bien dijo Berta, la calle mata y de eso hemos sido testigos al menos en 76 ocasiones este año.

Dormí, porque aunque parezca imposible, conseguí conciliar el sueño. Un sueño interrumpido en todas las ocasiones por borrachos y maleantes que pasaban a esas horas de la madrugada por la Puerta del Sol y que lejos de sensibilizarse decidían hacer de aquello su diversión por unos minutos. Botellas rotas, sacos de basura que volaban por los aires y los regueros de agua del selur hicieron que mis compañeros de campamento no pegaran ojo. Pero yo, inexplicablemente dormí. ¿Por qué? Pues la verdad es que no tengo ni idea.

Es cierto que la noche tenía una temperatura muy agradable. Nada que ver con los grados bajo cero del año pasado, pero aun así, ellos no consiguieron conciliar el sueño y yo si.

No tuve miedo, me sentí extrañamente segura, como si hubiera dormido allí todas las noches. Me dicen constantemente que la calle al final te atrapa, que una vez que caes no puedes salir y que a medida que el tiempo pasa, escapar de las aceras y de los bancos se hace prácticamente imposible. La calle se vuelve tu hogar, y la acera tu colchón. 


Ahora pensando en como me sentí y en como viví mi noche del viernes, me planteo una pregunta. En vez de sustituir la acera, el cajero o el banco por un jergón en un albergue, ¿no sería mas efectivo romper ese cable de acero que los une a la calle sustituyendo los albergues por pisos compartidos o casas tuteladas? No se trata de darles un colchón más cómodo o unos baños más limpios. No quieren instalaciones nuevas o mejores. De la calle se sale si tienes un hogar y un hogar es mucho más que un colchón y un baño limpio. 

Eso me lleva a pensar que nuestras reivindicaciones están yendo por la dirección equivocada. No debemos protestar porque hayan quitado 476 plazas de albergues, ni porque los alejen del centro. Debemos y tenemos que pedir una verdadera red de reinserción para todas las personas que duermen o que van a dormir irremediablemente en la calle. No debemos pedir un albergue mejor, debemos pedir directamente un hogar para cada una de ellas. Una verdadera red que los proteja y no los permita volver a caer y tener que enfrentarse de nuevo al duro colchón de la calle.

Como anécdota y para darle un punto de frivolidad a todo esto, decir que gracias a mis gafas Ray-Ban conseguí dormir un poco mejor. Elegir para dormir justo el pie de la farola, no fue desde luego la mejor elección de la noche.

God bles u