lunes, 4 de julio de 2011

El "ruido" al hablar

Que complicado puede resultar entenderse con otra persona a pesar de hablar ambos el mismo idioma.

Cuantas veces habremos oído eso de emisor-receptor-mensaje. Los ruidos, las distracciones, mi mapa del mundo, tu mapa conceptual. El caso es que la posibilidad de que la persona con la que charlas capte correctamente el mensaje que sueltas vienen a ser de un 10% aproximadamente. ¿Significa esto que estamos condenados a no entendernos?

Si a todo ese "ruido" en la comunicación le sumas unas cuantas copas de más resulta que no hay forma de llegar a buen puerto en una conversación.

Al día siguiente no recuerdas exactamente el mensaje original que enviaste a la otra persona, solo la amarga sensación de que no te entendió. La certeza de que lo que le llegó no era lo que tu pretendías enviar, confirma inevitablemente que el mal entendido esta servido en bandeja.

Deshacer un malentendido no es tan fácil como crearlo. La mayoría de las veces, un mal entendido genera una atmósfera de incomodidad entre las dos personas que lo sufren. Una de ellas siempre suele estar avergonzada y la otra no sabe como sacar la conversación. Alguien tiene que dar el paso, pero hacerlo es complicado y requiere cierto coraje que en la mayoría de los casos no se encuentra, dando lugar un mal entendido enquistado.

No fue el caso esta última vez. Pero si es cierto que mi vergüenza me impedía encontrar el momento correcto para sacar la conversación. Se precisa de un momento a solas entre ambas partes, para poder discernir con facilidad que fue lo que causó el mal entendido.

Años de experiencia deshaciendo malos entendidos me han llevado a comprobar que el mejor sitio para hablar es un coche. Sí, un coche en marcha. Para la persona que esta avergonzada es un sitio cómodo puesto que las miradas apenas se cruzan y por lo tanto los reproches imaginados en la mirada del otro quedan descartados.

Conseguimos deshacer el mal entendido. Afortunadamente había caravana para entrar a Madrid. Pero a pesar de haberlo aclarado y de habernos pedido mutuamente perdón, la sensación horrible de no se que he hecho para merecer este tipo de mensajes que me acompaño durante todo el sábado, permanecerá algo más de tiempo en mi memoria, pero se irá disipando con el tiempo como lo ha hecho siempre.

Para tomar fuerzas y poder afrontar la tarea de deshacer un entuerto, decidí subir a la sierra. Siempre encuentro paz allí y me ayuda a ver las cosas con otra perspectiva.

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