viernes, 28 de enero de 2011

Su amistad es una certeza.

Hoy ha sido un de esos días que ni fu ni fa. Señal contradictoria tras señal contradictoria. Lo que viene siendo desconcertante para cualquiera que intente desesperadamente interpretarlas.

Entonces ella se ha conectado al chat y la he saludado.

Hablar con ella es siempre encontrar un momento de paz. Consigue en pocas frases levantar el ánimo al más pringado y hacerle ver que la vida es maravillosa por muchas señales que haya indicando justamente lo contrario.

No hace ni un año que la conozco pero siento que ha formado parte de mi vida desde siempre. Sabe lo que significa que la vida no te trate bien, pero nadie podría asegurarlo a simple vista porque desprende ese optimismo sin fin.

Golpe tras golpe los ha ido esquivando y ahora cuando todo pintaba mal ella ha sabido rehacerse a si misma y resurgir con más vida, con más ánimo y con más esperanza si cabe. Oírla hablar, escuchar sus mil batallas, es como un canto de esperanza. Lo da todo sin esperar nada a cambio, se entrega sin condiciones y jamás mira atrás. Pasar las horas con ella, charlar es una lección de vida minuto tras minuto.

Y cada vez que consigue que comprenda que mi existencia es mejor que buena y que hay mil cosas por las que mirar hacia delante y luchar, doy gracias a Dios por haberla puesto en mi camino y suplico porque jamás la aparte de él.

Lecciones de vida y de amistad, esas son sus armas y amén que las esgrime con una maestría impecable. Golpe de efecto aquí y allá y terminas el día pensando lo afortunada que eres.

No dudo de que ella está en mi vida con un objetivo bien firme, estar a mi lado, tocarme con su valentía y con su mirada optimista y hacer que yo salga a flote. Quien sea que la haya puesto en mi camino tiene un plan divino y una mirada certera, porque yo necesitaba a alguien así a mi lado. Alguien que día a día me demuestre que todas las cosas tiene mil formas de hacerse, mil formas de afrontarse y de contemplarse y que solo hay que encontrar el prisma adecuado con el que mirar la realidad.

Y sé que esta amistad que ha nacido hace tan poco y que apenas da sus primeros pasos, se convertirá con el paso del tiempo en la más profunda y sincera que yo haya tenido. Si Dios te pone una persona así en el camino no puedes rodearla, solo te queda darte de bruces con ella y echártela a la mochila para que te acompañe el resto del camino. Porque querida Victoria, como bien reza esta entrada, tu amistad es una certeza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario