Si os digo que esta entrada me ha
resultado complicada de escribir, ¿me creéis?
Por regla general solo escribo cuando
tengo la necesidad de hacerlo. Pongo los dedos sobre el teclado y las
palabras fluyen. Es fácil. Pero esta entrada ha resultado ser un mal
parto.
Me sentía embarazada. Llena de ideas y
de sentimientos que expresar a raíz de una conversación que me ha
dejado exhausta. Y de golpe, han sido como las contracciones de un
parto, pero lo que ha salido ha sido del tamaño de una sandía
Cuando alguien que no conoces se
presenta ante ti dándote una imagen y mostrándote una serie de
atributos que afirma tener y no tener, ¿no está realmente vendiendo
una imagen que puede que nada tenga que ver con la realidad? ¿es tan
descabellado pensar que solo se protege? Al fin y al cabo todos nos
intentamos vender en mayor o en menor medida, y sueles hacerlo
desplegando todo lo bueno que tienes. Cuando alguien hace lo
contrario, cuando se desmerece, para mi que se esta auto protegiendo
Cuando alguien te afirma que ha puesto
toda la carne en el asador y que se le ha churruscado y después te
dice que lo pongas en cuarentena, ¿no esta realmente protegiéndose
el mismo a pesar de creer erróneamente que te protege a ti?
Si me dicen lo que tengo que espera, lo
que tengo que pensar de alguien, lo que tengo que sentir por esa
persona, consiguen el efecto contrario. Que no me lo crea, y que
piense que hay más de lo que dice, mas de lo que quiere que vea y
mucho más de lo que muestra.
Sí es cierto que se ha montado todo un
caparazón para protegerse, lo ha vestido con dos adjetivos muy
típicos. Sinceridad y optimismo. Nadie es sincero al ciento por
ciento. Y es matemáticamente imposible ser siempre optimista. Si
todos nos pudiéramos definir con dos adjetivos, seriamos más planos
que el mundo de Colón.
Hay mucho más en cada uno. Hay
infinidad de dobleces y de sombras. Hay matices. Hay grises. No te
puedes definir a ti mismo con dos adjetivos. Soy blanco y soy negro.
No perdona bonito...seguro que en la mayoría de las ocasiones eres
gris. Pero ser blanco y ser negro nos evita tener que enfrentarnos a
la escala de colores que hay en medio que es precisamente donde esta
el tinglao montao y donde suelen librarse las batallas. Esas que a
veces se pierden y hacen que se nos churrusque la carne que hemos
puesto en el asador.
Es cómodo decir a la gente, soy así y
asao. No esperes más de mi. Esto te da una ventaja. No sufres. !bien
por ti! Pero hace que te pierdas todo o lo mejor que te puede pasar.
Levanta un muro si quieres, nadie te lo impide. Y veras que la
mayoría de la gente se da contra el. Bien por ti otra vez. Objetivo
conseguido. Pero llegará alguien, porque siempre llega, que será
más listo que los demás y rodeara el muro. Esa persona, y no serás
capaz de pararla, pintara de colores el blanco y convertirá el negro
en gris. Y entonces empezarás a sufrir otra vez. Y volverás a
sentir. Y volverás a vivir plenamente. Por mucho que lo intentemos
los muros no duran eternamente. Ojala pudiéramos protegernos para
siempre de ese asador al rojo vivo, pero es inútil. Inténtalo todo
el tiempo que quieras, pero llevas las de perder. Se te ha quemado un
chuletón, y es probable que hayas aprendido y no te vuelva a pasar.
Pero llegará el día que pongas unas verduras, o unas chuletillas de
cordero, que necesitan menos fuego que un buen churrasco. Y no lo
habrás calculado, y se te quemaran. ¿Qué harás entonces? No
puedes vivir sin comer, porque inevitablemente morirás de inanición.
Con el amor, sea del animal que sea,
pasa lo mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario