domingo, 23 de octubre de 2011

Bifurcación

Hay veces que tomamos decisiones en la vida que sabemos antes incluso de llevarlas a cabo que nos cambiaran de manera drástica. Cuando tomas una decisión importante normalmente intentas, con mayor o menor éxito, calibrar las consecuencias que tendrá. No me puedo quejar de las decisiones importantes que he tenido que tomar, en la totalidad de los casos el tiempo me ha dado la razón y sé que he tomado los caminos correctos.


Sin embargo ahora me encuentro en otro de esos momentos decisivos. Es tal y como lo muestran en las películas. Un bifurcación en el camino. La opción de la derecha es un camino oscuro, con una ligera neblina que lo impregna de un halo de mala decisión. La opción de la izquierda, OH! SORPRESA!, tiene la misma mala pinta. MIERDA!


Tengo esa sensación horrible de saber de antemano que ninguno de los dos caminos va a ser bueno. Ójala hubiera un camino por el medio, pero la bifurcación solo tiene dos opciones. Ninguno de los dos caminos va a resultar fácil, y tampoco tienen pinta de que me van a llevar a atravesar el bosque oscuro en el que me encuentro y sacarme a una bella pradera verde y luminosa.

Dicen por ahí, que siempre se puede elegir, ¿pero que hacer cuando ninguna de las opciones nos gusta? ¿Estoy condenada a tomar una decisión que se que no me va a satisfacer? ¿Hay alguna manera de generar una tercera opción? Ni lo creo posible en este momento ni me encuentro con fuerzas para generar opciones.

Ahora mismo me veo incapaz de elegir entre una opción mala y otra mala también. Aplazaré la decisión. Quizás, con un poco de suerte, un día de estos vea un tercer camino que ahora mismo entre la niebla y la densidad del bosque no consigo ver. Esperar para decidir tampoco es una mala opción.

No hay comentarios:

Publicar un comentario