sábado, 21 de agosto de 2010

Cuando lo cotidiano se hace indispensable.

No es cotidiano que yo escriba en este blog, aun que últimamente lo hago más a menudo de lo que yo misma me esperaba siquiera.

… (chateando con una amiga en el facebook)

Vaya, acabo de terminar de hablar con una de mis voluntarias de Atocha por el chat del facebook y ahora resulta que leo el título del post y no me resulta tan convincente como hace un rato.

Voy a dejar el título, otro día hablare de las cosas cotidianas que se han vuelto imprescindibles para mi, pero hoy voy a hablar de Victoria. Le pongo nombre porque no me importa que todo el mundo sepa quien es y cuan maravillosa es.

Llego a Cantarranas de la mano de Julian y como siempre y para no variar, mi querido coordinador me puso a aquella chiquilla de aspecto frágil en la ruta de Atocha. El primer pensamiento que me vino a la cabeza nada más verla, fue que probablemente no aguantaría más de un día. Estaba callada, de pie en la puerta de Cantarranas y miraba todo el trajín con aquellos ojillos ávidos de respuestas. Estaba asustada como días después me confesó. Es algo natural, todos estamos muertos de miedo el primer día que salimos de ruta, porque no sabes a lo que te vas a enfrentar y sobre todo temes no estar a la altura y terminar metiendo la pata. Todo ese miedo se desvanece al minuto uno cuando conoces a los chicos. Pero yo no quería hablar de eso, quería hablar de Victoria.

Se vino conmigo en el coche, desde Cantarranas hasta Atocha, para poder ponerla al corriente de lo que se iba a encontrar. Mientras que le iba contando las cosas y ella afirmaba o incluso comentaba algo, mi sensación inicial se iba afianzando y pensé que si terminaba la noche sería de casualidad.

Cuan equivocada estaba! Victoria no solo pasó la primera noche, pasó la segunda, y la tercera y hoy en día es una de las mejores voluntarias que a mi modo de ver han pasado por Atocha.

Su fortaleza de espíritu y su alegría son el punto de referencia para los chicos cada miércoles. No hay frase, no hay problema que no afronte con una sonrisa. Su voz, melosa, como buena argentina, los envuelve y les da una paz, que muchos de nosotros no hemos conseguido transmitir después de dos años allí. Veo como la buscan cada miércoles, como la llaman cuando la ven llegar, Vicky, la dicen, en el más sincero de los saludos. Salir de ruta con ella cada miércoles se ha convertido en un verdadero placer y en una fuente inagotable de aventuras, anécdotas y consejos con los que llena las dos horas que pasamos con ella.

Y ahora que no esta, que se ha ido de vacaciones, veo como la echan en falta, como preguntan cada miércoles con la esperanza de que mi respuesta sea que va a llegar más tarde. Vicky, espero que puedas leer estas líneas, porque son para agradecerte todo lo que haces cada miércoles por ellos y por nosotros. Yo solo espero que estés mucho, pero que muchos años con nosotros en Atocha.

Che flaca! Te Queremos!

2 comentarios:

  1. Sandra!!!!!!!!!!!!!!!!!1una lágrima se me cae con cada línea!!!!!!!!Gracias a vos, a los voluntarios, a mis amigos de Atocha!!!!!!Gracias por regalarme cada miércoles momentos inolvidables,por darme tanto a cambio de tan poco.

    Sandra..sos una gran coordinadora,pero sobre todo una persona hermosa,comprometida y llena de luz!!!

    Atocha me ha dado, me da mucho y no hay día que no vuelva de allí con una sonrisa.Son una caricia al corazón!!

    Gracias por tus hermosas palabras y por dedicarme este post en tu blog!!!

    Yo también los quieroooooooooooo y les agrdezco el haberme abierto las puertas de este lugar y de sus corazones!!

    Ahora cargare pilas,para volver con mas fuerzas que nunca!

    Miles de besos

    Vicky

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  2. Asi sos!y asi todos te vemos! y por eso te queremos y admiramos...Besos seguienses, con mucho. mucho ruido!!

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